La presidenta Dina Boluarte participó en la mañana de hoy viernes 24 del primer foro “Planeamiento Estratégico para el Desarrollo Sostenible de las Regiones en el Perú”, organizado por la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR), el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) y la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), que fue la anfitriona del evento en su sede de San Isidro.
En resumidas cuentas, Boluarte se anotó un poroto. Los gobernadores regionales evitaron tender puntos de contacto con el Ejecutivo durante la parte más álgida de las protestas y apenas hace días la ANGR emitió un comunicado en el que exigieron que la presidenta renuncie si no había adelanto de elecciones por vía parlamentaria. La confluencia de San Isidro no implica el retiro de esa demanda necesariamente, pero sí deja en claro que las autoridades regionales no pueden estar permanentemente en contra del Ejecutivo que maneja el mango del presupuesto.
Rohel Sánchez, gobernador regional de Arequipa y presidente de la ANGR, fue el cordial vecino de mesa de la presidenta. El 18 de diciembre también había pedido su renuncia.
Durante su intervención, que no fue leída, Boluarte invocó a que “nos tenemos que unir en un solo corazón, así lo siento” e instó a “no mirarnos de reojo con envidias, hipocresía”. También que “para resolver los problemas de la patria necesitamos paz, dialogar”. Más persuasiva fue cuando expresó que “tenemos que cuidarnos los unos a los otros y no apedrearnos los unos a los otros”.
Consciente del auditorio pro-industrialización, se preguntó “por qué no generarnos nuestras propias papitas Lays en lugar de importarlas”. Aunque de hecho ya hay ejemplos en la materia, Boluarte expresó deseos semejantes para “nuestra fibra de algodón, nuestro grano de maíz”. El fuerte de la mandataria no son los detalles técnicos pero esas voces peculiares que añoran y/o interpretan antropológicamente el estilo de Pedro Castillo tendrían que reconocer que a comparación la señora parece una summa cum laude. Urgió a mirar la pobreza en su enfoque multisectorial más que en el monetario. Aludió a la calidad de vida de las embarazadas, de las madres, de las abuelas y repitió la necesidad de combatir la anemia y la tuberculosis. También derivó a la necesidad de combatir “ese otro flagelo que es la inseguridad ciudadana”. Un importante matiz de agenda para un gobierno que intenta normalizar objetivos más allá del mentado adelanto de elecciones.
Boluarte, por cierto, contó con el vendedor Giofianni Peirano como presidente del Ceplan, sobreviviente de la era Castillo en su breve variante Mirta Vásquez (fue nombrado en noviembre del 21). Armado de indicadores, Peirano aseguró que en las oficinas de planeamiento y presupuesto se cambiará el país, y que, en buena cuenta, el desafío consiste en trasplantar los equipos técnicos del Ejecutivo y los gobiernos regionales al nivel distrital.
Pero la conversación no es solo con los gobernadores regionales, sino con la SNI. Su presidente, Jesús Salazar Nishi, es el más elocuente comunicador de los actuales directivos gremiales y hace un buen tiempo viene promocionando los planes macrorregionales que su organización diseñó, tras un buen número de jornadas de discusión in situ, para norte, sur, centro y oriente. A su turno, criticó la tramitología que ahoga a los emprendedores (“es inaudito gastar recursos y tiempo para generar riqueza en el país”), reivindicó la relación de causa-efecto entre industrialización y desarrollo (“a más manufactura, más alto el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la región”), y recordó que solo el capital privado sacará al país adelante (al gobernador de Huancavelica, la de peor IDH del país: “rebelémonos, no se rompa la cabeza, busque atraerlo”).
No solo Salazar Nishi se dirigió a Boluarte como “presidenta constitucional de la República” sino que el día anterior el ministro de Economía, Álex Contreras, indicó que el gobierno reanudará la evalación para aplicar salvaguardias a prendas de vestir chinas. Se trata de la que es probablemente la exigencia central de la SIN a los gobiernos desde hace varios años, y Salazar Nishi, sin referirse al anuncio del MEF, aludió a que, si se hubiera dado el mismo tratamiento al sector textil que a la agroexportación, otra sería la historia. El titular de Comercio Exterior y Turismo, Luis Fernando Helguero, se apresuró en responderle a su colega Contreras que no existía un acuerdo para la aplicación de salvaguardias, en consonancia con la línea de su sector. Pero queda claro que mientras tanto el gobierno ya busca interlocutores más allá de los bloqueadores de vías.