El anuncio de la elección de Marianella Ledesma como presidenta del Tribunal Constitucional cayó como un baldazo de agua fría. Fue justamente celebrado que por primera vez una mujer ocupe tan importante cargo.

El grupo de los cuatro –Ledesma, Carlos Ramos, Manuel Miranda y Eloy Espinosa-Saldaña– parecía recompuesto tras la decisión de Ramos de votar a favor del habeas corpus de Keiko Fujimori, lo que inclinó la balanza a su favor y le recuperó la libertad. Según aseguran en el TC, tras la disolución del Congreso Ramos nunca ocultó su convencimiento de que Fujimori, sin la influencia de su bancada, ya no tenía la capacidad de obstaculizar las investigaciones de la Fiscalía.
Hasta dos minutos antes de la elección, a las 10 de la mañana del lunes 2, los cuatro habían expresado su compromiso de votar por Espinosa-Saldaña como nuevo presidente. Su rival, se esperaba, era Augusto Ferrero. El TC elige por separado a su presidente y a su vicepresidente. Llegado el momento, para estupor del resto, Ferrero propuso a Ledesma como candidata y esta aceptó. Argumentó que era mujer y, como él, sanmarquina. Aunque estuvieran en las antípodas ideológicas. Ella aceptó y votó por el bloque más conservador, conformado además por José Luis Sardón y el presidente saliente Ernesto Blume, quien en 2016 presentó una solicitud de vacancia contra Ledesma por el cambio de su voto en un caso tributario relacionado con universidades.
Esto rompió el acuerdo previo de votar por Ledesma para la vicepresidencia, que incluía que releve a Espinosa-Saldaña en caso el Congreso no llegara a designar a los reemplazos. La nueva mayoría de cuatro impuso entonces para la vicepresidencia a Ferrero, que es el único que no tiene el plazo vencido y quedaría al frente del TC si llegan los nuevos magistrados.

El acuerdo previo de los cuatro era reelegir a Ramos al frente del Centro de Estudios Constitucionales (CEC), dedicado a las publicaciones. Ahora ese puesto recayó en Blume, que ganó por cinco votos. Ramos, trascendió, quedó muy herido.
Sin Congreso ni Junta Nacional de Justicia, además de los problemas internos del Ministerio Público, el papel del TC en los próximos meses seguirá siendo trascendente. Sobre Ledesma pendía la investigación por sus declaraciones no sustentadas sobre los ofrecimientos fujimoristas para quedarse si votaba a favor de Keiko. Además del caso de inconstitucionalidad de la disolución del Congreso que se vio en audiencia el miércoles 4, vienen otros importantes como los que decidirán la libertad de Jaime Yoshiyama y Pier Figari, además de importantes proceso económicos como los de los aportes mineros por aporte de regulación de Osinergmin y OEFA.
Se sabrá si el balance ha cambiado.
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