Claudia Vanessa Gálvez Salazar (44), se reencontró en Tingo María el 22 de septiembre con su hija luego de once años de haber sido raptada por su padre Francisco Ruiz Pérez, y luego entregada a una familia que hasta hoy la tiene en su poder.
El 2 de marzo del 2011, en el caserío Plátano Isla, centro poblado de Puerto Zúngaro, zona conocida por ser paso obligado del narcotráfico en la región Huánuco, Claudia Vanessa Gálvez Salazar discutió con su entonces pareja Francisco Ruiz Pérez, con quien tenía una hija de un año y cuatro meses de iniciales L.V.R.G. La pelea acabó cuando Ruiz Pérez arrebató a su hija de los brazos de su madre y huyó con rumbo desconocido.
Un mes después, Gálvez encontró al padre de su hija, pero al exigirle la entrega de la menor, Ruiz alegó que se encontraba en poder de su hermana Zadith Ruiz Pérez, quien vivía en Yarinacocha, Pucallpa. El padre se comprometió, documento de por medio, a entregar a su hija a su madre el 7 de marzo, sin embargo, esto no ocurrió. El 9 de marzo de 2011, Gálvez, acompañada de un fiscal, visitó la casa de Zadith. Nuevamente no hallaron a su hija, en vez de ello, un menor salió del domicilio y señaló que la niña estaría en Tingo María, en poder de su tía Margarita Ruiz Pérez.
La madre presentó el 31 de marzo de 2011 una denuncia por Secuestro contra las hermanas de su exconviviente, sin embargo, señala que no se hicieron diligencias ni se tomó el caso como lo que corresponde: delito de trata de personas. Además, ya en mayo del mismo año, Gálvez presentó una demanda de tenencia de su mejor hija, que ya llevaba cuatro meses lejos de su madre.

Las demandas y denuncias nunca prosperaron, incluso, el juzgado de familia de Coronel Portillo alegó que por un error de dirección del padre, no se podía hacer más y archivaron el caso.
“Incluso movilicé al personal de notificación del Poder Judicial, nadie me hizo caso”, sostuvo.
Para Galvez Salazar los años pasaron en la búsqueda de su pequeña, en el camino y mientras más se acercaba aparecían problemas. La madre refiere que en algún momento le fueron solicitados 70 mil soles para devolverle a su hija.
Ante la desidia de las autoridades de la fiscalía, que cambiaba de titular, en Defensoría del Pueblo la instaron a denunciar al fiscal. Sin embargo, ninguna acción procedió. No fue hasta el 2016 en que por su propia cuenta ubicó a su hija en Tingo María, puntualmente estudiando en la IE Ramón Castillo. Sin embargo, el director del centro educativo le dijo que es la señora Janeth Aguirre Ruiz la apoderada y para demostrarlo mostró la constancia de matrícula.
Luego averiguó que Ángel Armando Villanueva Acosta era también apoderado y que era esposo de Janeth Aguirre. La pareja señaló que tiene en su poder a la niña desde que el 15 de octubre del 2011, el padre biológico y su hermana Margarita Ruiz le entregaron a la bebe de entonces año y ocho meses. A cambio, se suscribió el contrato de compra y venta de un terreno de dos hectáreas por siete mil soles, y en el contrato se especifica que es Francisco Ruiz Pérez el administrador del predio.
Esperanza
No fue sino hasta el 03 de abril del 2019 que en un módulo del Hospital Regional de Pucallpa aceptaron su denuncia y la elevaron a la Fiscalía Contra la Criminalidad Organizada de Ucayali.
No obstante las diligencias que se programaron no se dieron nunca, esto bajo la diligencia de Otoniel Jara Cordoba, quien en palabras de la madre “no realizó ninguna diligencia y llegó a pedirme dinero a cambio de acelerar los trámites para recuperar a mi hija”.
Luego siguió otro fiscal, que finalmente dispone abrir investigación al padre de la niña, Francisco Ruiz Pérez. A los días, el 03 de junio del 2020, Ruiz fallece y el proceso vuelve a cero.
Recién en 12 de julio del 2021, estando la fiscalía Contra el Crimen Organizado a cargo de Dennis Vega Sotelo, quien dispuso la apertura de la investigación en contra de Angel Armando Avellaneda Acosta, Janeth Marilyn Aguirre Ruiz, Margarita Ruiz Perez, Zadith Ruíz Pérez, por la presunta comisión del delito de Trata de Personas en su forma Agravada, y dispuso la realización de diligencias.
Reencuentro
El 22 de septiembre de este año y por disposición fiscal, se realizó la constatación en el domicilio de Tingo María. Esta fue la primera vez en once años en que Claudia Gálvez se reencontró con su hija L.V.R.G, se abrazaron y recabaron documentación importante para que el caso siga su curso en favor de este reencuentro.
“Al ver que aperturaron nuevamente el caso, sentí esperanza de poder ubicar el paradero de mi menor hija, pero con la desconfianza ya experimentada de que todas las denuncias y demandas sean archivadas, sin éxito alguno aunado a esto que siempre fui amenazada por la familia de Francisco Ruiz Perez, de que ellos con su dinero compran a las autoridades y que nunca podría yo hacer algo al respecto”, declara a CARETAS Claudia Gálvez.
El camino aún es largo, sin embargo, es necesario mencionar que luego de once años el caso fue formalizado, las pruebas están ahí, no obstante dependerá de la pericia del ministerio Público que esta historia siga su rumbo de esperanza.
“Nunca perdí la esperanza, hoy me reencontré con mi hija y debo señalar que fueron muchas las instituciones y autoridades que me dieron la espalda, pero hoy la fiscalía de Crimen Organizado me ha devuelto aún más las esperanzas de que se hará justicia, estoy muy agradecida”, finaliza la madre, quien se encuentra reticente de declarar a la prensa.
Es necesario mencionar que en la región Ucayali existen cerca de once investigaciones por el delito de Trata de Personas, y que la unidad cuenta con apenas diez personas. Además, solo hay una cámara Gessel en todo Ucayali.