Aunque el número ha incrementado en los últimos años, el Perú no tiene una gran cantidad de profesionales con título de doctorado. Para 2021, según SUNEDU, en el Perú se ofrecían 1390 programas de maestría, pero apenas 189 de doctorado. De estos últimos, el 27,3% corresponden a ciencias administrativas y derecho, el 17,7% a ciencias naturales y estadística, el 13,8% a salud y bienestar, el 12,5% a ciencias sociales, periodismo e información, y el 12,2% a educación.
El doctor Iván Vojvodich es profesor principal en la universidad San Martín de Porres (SMP) y explica que “la graduación de maestro y doctor en posgrado requieren la presentación de una tesis o trabajo académico. En los últimos 5 años, en la universidad SMP, se han graduado 2010 alumnos de maestrías y 230 de doctorados. Es un número importante para el Perú”.
Antes de la pandemia (2019), había un poco más de 10 mil alumnos cursando un doctorado, mientras que alrededor de 94 mil seguían una maestría.
“Para el grado de maestro se requiere de estudiar por lo menos dos semestres, hasta 4 dependiendo del tipo de maestría”, continúa Vojvodich. “Tenemos maestrías de especialización como por ejemplo la maestría en periodoncia o la maestría en gestión pública y tenemos maestrías propiamente para la investigación y la docencia”.

El doctorado de un mayor nivel y usualmente se orienta a trabajos de investigación que aborden temas de interés nacional. “Los doctores en el Perú son muy pocos y las ventajas que obtienen son inimaginables”, concluye Vojvodich. “Primero está el cumplimiento con el desarrollo personal y profesional. Pero uno aprende, desarrolla, optimiza ese pensamiento crítico para identificar problemas y proponer soluciones”. Herramientas que van más allá del trabajo docente, con el que usualmente se ha identificado al doctorando. “En realidad es útil en consultoras privadas, ONGs, en todo nivel del Estado e instituciones públicas y privadas. Y por supuesto va de la mano con mejoras económicas y salariales”.
Ese “cableado” para proponer soluciones a problemas es muy apreciado hoy en cualquier centro de trabajo. “Estudiar maestría y doctorado le da, aparte de lo demás, un papel de liderazgo importante en cualquier organización”.
Juan José Flores Cueto, director de la unidad de virtualización de la SMP, añade que trabajan posgrados con metodologías remotas desde el 2003. Se repotenciaron el 2014 y la pandemia le dio al sistema un nuevo impulso.
Cuentan con 12 maestrías virtuales. También las hay semipresenciales. En el caso de las primeras, “los alumnos seleccionan mensualmente sus cursos, pueden dejar de estudiar hasta cinco meses y luego reengancharse. A diferencia de lo que ocurría antes, todos los meses se dictan clases incluido diciembre y enero”.
Todo el material del mes se encuentra en el aula virtual. “Lo que se propone es mucho autoestudio, trabajo colaborativo entre estudiantes, trabajo autónomo. Utilizamos el constructivismo, la clase invertida y una vez o dos por semana los estudiantes tienen sesiones asíncronas con el docente, que son más para conversar y aclarar dudas”.
Como es lógico, maestrías de ciencias de la salud demandan mayor presencialidad, pero otras de gestión en salud admiten mucha más virtualidad. Las de derecho y gerencia llegan al 100%. El mundo es otro, y las aulas también.