La crisis de la DINI es de tal magnitud que su ex jefe Wilson Barrantes recibió un mensaje de Vladimiro Montesinos por el cual el ex factótum del fujimorato le ofreció terminar con las violentas protestas con la ayuda del terrorista sentenciado Óscar Ramírez Durand (a) Feliciano. Barrantes se negó para no posicionar la idea que Sendero Luminoso era el principal motor detrás de las movilizaciones.
Juan Velit, primer jefe civil de inteligencia nacional post Montesinos recuerda que “cuando llegué a la flamante institución (el CNI de 2002), arrastraba la deslegitimidad y desprestigio del SIN de Vladimiro Montesinos. Consideré que lo más importante era dotarla de una ley que ordenara su comportamiento y marcará sus alcances”.
Qué irónico que Vladi siga dando vueltas. Suena a chiste, como tantas facetas del gobierno de Pedro Castillo. Pero es una tragedia que el Perú paga con la violencia de los dos últimos meses, sin la inteligencia estratégica necesaria.
Consultado, el ex Director de la Escuela Nacional de Inteligencia, Andrés Gómez de la Torre, sostiene que “el ministro de Defensa Jorge Chávez Cresta fue lacónico y contundente: “hemos estado ciegos”. Boluarte recibe escombros de inteligencia y no hay fórmulas mágicas de la noche a la mañana para obtener resultados en éste sensible sector del aparato público. Al general PNP (r) Roger Arista le espera una tarea titánica de recuperar mínimamente el rol de la DINI. Hay tareas de largo plazo que requieren de sostenibilidad en el tiempo: 20 jefes de inteligencia en 22 años desde la caída del SIN nos relevan de hacer mayores comentarios”.
Ya en noviembre el general (r) PNP José Baella, destacado oficial de la PNP ex jefe de DIRCOTE y considerado uno de los mayores expertos policiales en lucha contra el terrorismo, afirmaba que estábamos ante una DINI “chicha” y que paisanos y recomendados copaban los puestos en el órgano rector del Sistema de Inteligencia Nacional, SINA.
Los problemas de desinstitucionalización de la DINI se venían acarreando desde varios años atrás. Es cierto que Perú Libre no heredó una DINI en las mejores condiciones, pero el accionar de su plana mayor dirigida por el mayor PNP (r) José Fernández Latorre y luego en alrededor de 12 días por el polémico Barrantes, contribuyó a agravar más la situación y crisis crónica que padece ese organismo clave del Estado.
Una altísima rotación de personal y despidos masivos de analistas civiles formados por años en campos no militares de la seguridad nacional fueron la característica. Una fuerte pugna y encono personal entre el jefe de gabinete de asesores de la DINI de Pedro Castillo, el general EP (r) Gustavo Bobbio Rosas y Barrantes contribuyó a generar, aún más, sobresaltos, tensiones e inestabilidad.
“Escombros”: Gómez de la Torre. Juan Velit, ex jefe del CNI Roger Arista, gran reto por delante. Wilson Barrantes, fugaz y controversial. Juan Carlos Liendo, al otro extremo.
Barrantes incluso intentó quedarse con el gobierno de Dina Boluarte, según una fuente cercana al efímero jefe de la DINI perulibrista, pero no hubo manera.
Bajo la administración de Pedro Angulo al frente de la PCM se consideró, por recomendación de una alta funcionaria de esa dependencia, designar al ex subdirector de la DINI en tiempos del segundo gobierno de Alan García, el antropólogo Enrique Obando Arbulú. Pero Angulo se fue antes de que alguien diga “juro”.
Mientras tanto en la DINI se agudizaban las pugnas entre personal despedido, entrante y saliente, de todos los períodos. Bolsones de cesados y desafectos saboteaban y conspiraban contra quienes quedaron laborando. La DINI tiene decenas de juicios de reposición de personal despedido no solo en la gestión de Perú Libre, y algún personal repuesto por mandato judicial en diversas administraciones pasadas. Inaudito para una entidad de estas características. Al no haber un Plan de Carrera, estabilidad laboral mínima y buen reclutamiento de personal las plazas son de duración efímera y dependen mucho de las administraciones de turno.
Así, en un complejo devenir, el gobierno de Boluarte se ha fiado más de la inteligencia producida por el sector interior (DIGIMIN, DIRCOTE y DIRIN) y algo menos en la del sector defensa. El viernes 16 de diciembre visitó Palacio de Gobierno el general FAP (r) Wolfang Grozo Costa, ex jefe de inteligencia de la FAP, sin que se materialice su designación como jefe de la DINI pues éste último ha formado un partido político y pretende candidatear a la Presidencia de la República. Ese fin de semana llegó, a modo de recomendación, la candidatura del Coronel EP (r) Juan Carlos Liendo, mediático entrevistado de Willax, quien laboraba como asesor II de planta de la Comisión de Inteligencia del Congreso bajo la presidencia de José Cueto (Renovación Popular).
Elegido por recomendación, Liendo pasó abruptamente de fiscalizador a fiscalizado por su superior jerárquico más reciente, José Cueto, asumiendo junto a un puñado reducido de colaboradores cercanos pertenecientes al ejército en retiro el lunes 19 de diciembre.
La congresista Patricia Chirinos comentó que “no hubo click” entre Liendo y Boluarte y que era vox populi su despido. Liendo representaba el ala dura frente al delicado escenario que enfrentaba el gobierno, pues señalaba al terrorismo el único factor desencadenador de los sucesos de violencia, mientras que en la PCM se apostaba por un enfoque más multidimensional y de múltiples aristas.
Fuentes de la PCM también refieren la preocupación de Ollanta Humala, puesta en conocimiento al nuevo gobierno, por la designación de Liendo en la DINI resurgiendo el fantasma de un supuesto “Plan Sábana” que habría sido ejecutado contra Humala y “Gana Perú” en la campaña del 2011. Liendo había sido hasta hace poco jefe de inteligencia del Ejército y fue señalado como un operador clave del plan. Otárola fue ministro y abogado de Humala, como hoy lo es de Boluarte.
La gota que derramó el vaso fue la aparición de Liendo en un canal de TV el martes 3 de enero por la mañana haciendo públicas sus desavenencias con la mandataria y ventilando detalles de su gestión, nada usual por decir lo menos, en el ABC y argot más elemental del oficio de inteligencia. Boluarte no recibió al jefe de la DINI y pocas horas después éste presentó su renuncia irrevocable, siendo remplazado, al día siguiente, por el general PNP (r) Roger Arista quien asume una tarea muy complicada ante las circunstancias. La situación de la DINI se llama igual que la de un artículo de CARETAS sobre el tema de marzo de 2004: un gran circo.