La seguridad alimentaria según la FAO (2021) es que toda persona en todo momento tenga acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias. Esto con el objeto de llevar una vida activa y sana según la Cumbre Mundial de Alimentación de 1996. Sin embargo, hay que recalcar que la seguridad alimentaria va de la mano con la inocuidad alimentaria. Esto es lógico, ya que de nada valdría tener alimentos inocuos si no existen alimentos en cantidad suficiente o la población no tiene acceso a los mismos.
Pero, ¿qué significa la inocuidad alimentaria? La definición según la OPS (2021) es que inocuidad alimentaria es la garantía de que un alimento no causará daño al consumidor cuando el mismo sea preparado o ingerido de acuerdo con el uso a que se destine. La falta de inocuidad en los alimentos causa más de 200 enfermedades. Según Ecolab (2019), en el continente americano 31 millones de menores se ven afectados y más de 2000 de ellos, mueren.
De los malestares gastrointestinales presentes en nuestro continente, 95% de los casos son enfermedades diarreicas. Las enfermedades de transmisión alimentarias y los daños provocados por alimentos contaminados, en mal estado o adulterados pueden ir desde desagradables problemas estomacales (Bonilla Sessler, Cervantes Acosta y López de Buen, 2011) hasta manifestaciones neurológicas, ginecológicas, inmunológicas como el cáncer o incluso la muerte.
El producto Battimix de Gloria se define como “yogurt batido parcialmente descremado sabor vainilla con arroz crujiente bañado en chocolate dirigido a jóvenes con un estilo de vida activo que buscan un producto nutritivo, rico y saludable” (Gloria, 2021). Hace unos días consumidores del Battimix de Gloria (posiblemente padres de familia) presentaron quejas a la empresa por encontrar moho en el producto.
Probablemente la elevación de la temperatura debido al cambio de clima; un incorrecto manejo de la cadena de frío en la cadena logística (incluyendo el manipuleo del mismo consumidor) que contribuyen a cambios bruscos en la temperatura del producto; la combinación de cereal seco con un producto líquido como el yogurt- ambos con distintas formas de conservación- en la presentación del producto; y/u otros factores, hayan contribuido a la proliferación de estos agentes patógenos. Se realizaron las pruebas correspondientes en laboratorio y DIGESA publicó un comunicado invocando a la población a no adquirir o consumir este producto.
Desde el punto de vista de responsabilidad social de Gloria, la empresa tomó el control de la situación ideando la estrategia de pronunciarse al respecto y actuando rápidamente retirando los lotes de Battimix. El hecho de retirar un producto implica hacer un balance de la situación: Compensar a los clientes afectados por el daño sufrido, realizar una reevaluación de toda la cadena de suministro y considerar una mejora de la trazabilidad y el rendimiento industrial de la empresa. Con seguridad esta acción reducirá sus márgenes comerciales.
Sin embargo, gestionar la crisis es trascendental para asegurar que su industria recobre el nivel de producción y recupere la confianza que la marca ha perdido por el problema detectado. Esta es la mejor forma de resolver una crisis empresarial grave por falta de inocuidad alimentaria.
El derecho del consumidor es exigir alimentos de calidad e inofensivos. Es por ello que se debe tener un mejor control en el proceso de elaboración de los productos que llegan a nuestras mesas (Bonilla Sessler, Cervantes Acosta y López de Buen, 2011). Esto debe aplicarse tanto a nivel nacional (por ejemplo, con programas sociales como Qalli Warma) hasta la empresa privada.
Debe quedar muy claro que, a mejor calidad, mayores ganancias. Esto se traduce en reducción de pérdidas importantes de alimentos y de dinero, salvaguardando la salud y nutrición de la población, generando confianza. Por tanto, algunas acciones a tomar se ven concentradas en estas recomendaciones (Bonilla Sessler, Cervantes Acosta y López de Buen, 2011):
- A nivel de gobierno, es necesario disponer de un marco regulatorio en conjunto entre SENASA, DIGESA y de INDECOPI que actúe con equidad para todos (oferta y demanda).
- Uso de laboratorios analíticos para determinar la calidad de los productos y realizar diagnósticos a nivel agrícola, pecuario y pesquero no solo a nivel de exportación sino doméstico.
- Desde la perspectiva de la empresa, establecer esquemas de trazabilidad, monitoreo y vigilancia de la producción desde el productor hasta otras etapas de la cadena de producción del alimento.
- Desde el punto de vista de los agricultores y productores, mejorar la información, educación, capacitación y comunicación con el sector agrícola, pecuaria y pesquera, convenciéndolos de que la inocuidad alimentaria es redituable.
- Y, finalmente, los consumidores debemos saber que es nuestro derecho como individuos a tener alimento suficiente, nutritivo e inocuo. No debemos quedarnos callados.