“En Perú debemos consumir más pisco. No sabemos de su tradición como deberíamos. Esa fue la razón que me impulsó a investigar sobre el pisco”, señala Adam Weintraub, propietario del Museo del Pisco, que cuenta con sedes en Cusco, Arequipa y Lima.
“El peruano está muy orgulloso de su ceviche y sus fiestas, también debería estarlo con el pisco, cuya calidad es inobjetable. Hay pisco para todos, hay pisco económico, pisco para ricos. Lo más interesante del pisco es la profundidad de su coctelería, que es ilimitada.
Hay una coctelería mundial que reconoce al pisco. No solo hay que tomarlo como pisco sour o chilcano, hay miles de cocteles que podemos hacer en casa. Eso es formar la tradición del pisco peruano”, dice Adam, quien no oculta su satisfacción por los 10 años del Museo del Pisco.
“Tenemos un local en el Centro Histórico, a metros de Palacio de Gobierno. Es hermoso y no hay nada más pleno que tomar pisco desde ahí mientras se contempla el atardecer. Háganlo”, recomienda Adam.
De cajón le haremos caso.