De las bandas más queridas en el espectro musical peruano, sin duda alguna, y de lejos: Mar de Copas, que para más señas cumplió 29 años el pasado mes de junio.
“No nos manejamos como una banda, somos una familia, disfuncional en muchos aspectos, pero unidos por la música. Cada uno de nosotros tiene gustos musicales muy distintos. Si seguimos juntos se debe a nuestro amor por la música”, dice el vocalista Wicho García, quien señala que “lo más importante para nosotros es hacer la música que nos emocione y guste primero a nosotros, luego vemos qué pasa. Somos un grupo que no hemos tenido mucha presencia en medios y esa ha sido nuestra elección. Tratamos de hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos. No somos grandes músicos, somos más que nada curiosos y melómanos. De nosotros, Manolo Barrios trae las ideas crudas y sobre ello trabajamos los conceptos de nuestras canciones. Sabemos cómo funcionamos y hay mucho respeto entre nosotros”.
Mar de Copas está por finalizar su gira “Nos volvemos a encontrar”. El nombre de la misma no pudo ser más preciso. Los conciertos en Lima y provincias no solo estuvieron signados por el favor de su público, sino también por un factor que va más allá de la epifanía musical y que solo logran contadas agrupaciones.
“Con nuestro público hay mucha conexión, es como si fuera una pasión futbolera. Además, mantenemos la esencia de nuestros orígenes, porque éramos un grupo de amigos tocando para grupos pequeños. Hemos establecido una cercanía con quienes aprecian nuestra música”.
Esta conexión que precisa Wicho, se sustenta en canciones que para muchos se han convertido en himnos existenciales, como “Mujer noche”, “Un día sin sexo” y “Suna”, asimiladas desde el punto medio de la percepción, en ese no-tiempo y no-lugar que solo es posible encontrar en la genuina amistad.
Ahí, pues, el secreto no tan secreto de Mar de Copas. Amigos que tocan para sus amigos. Amigos que van a las tocadas de sus amigos.
La familia real.
Ver la entrevista completa con Wicho García a continuación:
