En América Latina está aceptado que los novelistas son los más acertados historiadores. Esto lo demuestra, una vez más, el reciente libro de Mario Vargas Llosa, Tiempos recios, al contarnos la historia de lo ocurrido en Guatemala hacia la mitad del siglo XX; y, aunque resulte inverosímil, con lo que viene transmitiéndose, subliminalmente, en el Perú de nuestros días.
Lo que relata Vargas Llosa es la historia novelada de cómo los Estados Unidos apoyaron decididamente derrocar al gobierno legítimo de Guatemala que presidiera Jacobo Árbenz, sobre la base de una pura invención, de una mentira a secas, la cual, de tanto repetirse, terminó convirtiéndose en verdad al extremo de actuarse en consecuencia. Podría sostenerse que se trató del antecedente de las conocidas fake news. Aunque con más de medio siglo de anticipación.
En concreto: la United Fruit, famosa empresa norteamericana dedicada a la producción del banano (o plátano) en Centro América, y principalmente en Guatemala, contrata a un ingenioso publicista (ahora se le diría consultor de imagen), a fin de evitar que el gobierno democrático de Árbenz adoptase medidas que pudiesen perjudicar sus pingues ganancias (entre ellas, pagar impuestos). Y al mencionado experto no se le ocurrió mejor idea que inventar que la Unión Soviética estaba detrás del gobierno de Guatemala, con el propósito de establecer una cabecera de playa en Latinoamérica para la propagación del comunismo en la región. Lo original de la propuesta, absolutamente falsa, era que el mensaje no estaba dirigido a los lugareños guatemaltecos, ni siquiera a los latinoamericanos, sino al mismísimo pueblo norteamericano y, especialmente, a su gobierno, en manos del partido Republicano. Y, en efecto, el plan se cumplió tal cual: la ciudadanía, los medios de comunicación y el propio gobierno estadounidense, asumieron la invención como realidad y convirtieron en verdad la mentira: el presidente Ärbenz fue destituido.
Pues bien, la alusión anterior viene al caso a propósito de la soterrada campaña que está desarrollándose en el país, en virtud de la cual el presidente Vizcarra esconde una filiación chavista, camufla una admiración castrista, es un comunista solapado y, en realidad, está tramando instaurar en el Perú una dictadura semejante a la de Venezuela. En esa línea, se está llegando a decir que Vizcarra tiene decidido realizar una Asamblea Constituyente, con el propósito de dictar una nueva Carta Magna que modifique sustancialmente el capítulo económico que actualmente nos rige.
Sin embargo, no hay ningún dato de la realidad, no existe indicio alguno que permita sospechar, y mucho menos sustentar, que el presidente Vizcarra tenga tales pretensiones.
Pareciera, entonces, que desde el fujiaprismo descolocado, se está generando artificialmente un temor semejante al que inventó la United Fruit en Guatemala en 1954, con las fatales consecuencias que dicho artilugio tuvo para la democracia. Por eso, es de esperar que en el Perú del siglo XXI no prospere una maniobra semejante.
*Abogado y fundador del Foro Demócratico