No es una novedad decir que en el Perú hay mucha gente que pasa hambre: no come tres veces al día y en todo caso no aquello que más necesita. Lo sorprendente ahora es la cantidad de personas que está dejando de alimentarse en el país.
Un reciente informe de la FAO (organización de Naciones Unidas para erradicar el hambre en el mundo), estima que más de la mitad de la población peruana (16 millones 600 mil compatriotas), está dejando de comer simplemente: puede pasarse un día entero sin probar alimento o lo hace deficientemente.
El informe añade un par de datos igualmente conmovedores: nunca antes tanta gente está insuficientemente alimentada, de un lado, y hoy en día el Perú es el país en el que se tiene más hambre de toda la región, de otro lado.
No es difícil encontrar las causas de esta lamentable realidad: inexistencia de políticas públicas sostenibles a partir de una inestabilidad institucional que ha afectado la confianza para generar inversiones y puestos de trabajo, podría ser una buena síntesis de todas ellas. Es verdad, sin embargo, que la gravedad de la pandemia incrementó la crisis y desnudó la incapacidad de nuestras élites dirigentes, políticas y empresariales, para estar a la altura de los desafíos que exigían la toma de decisiones eficientes y oportunas. Entonces, más gente se incorporó al sector de quienes tienen hambre.
Por cierto, que el gobierno del presidente Castillo ha aumentado aún más la crisis alimentaria. El informe de la FAO no deja dudas. Y es que su incompetencia en el ejercicio del poder es tan manifiesta que no hay antecedentes en nuestra historia reciente.
Ahora bien, lo que explica que ante este dramático panorama no haya multitudinarias movilizaciones ciudadanas exigiendo comer diariamente, son los múltiples actos de solidaridad que la propia sociedad está generando: notables esfuerzos de instituciones asistenciales, organizaciones de apoyo social, las iglesias de toda clase, y mucha gente motivada por la solidaridad humana, están movilizándose para asegurar la alimentación elemental de nuestros conciudadanos en el Perú. La necesidad llama a la solidaridad podría ser una acertada síntesis del fenómeno.
Si el Estado es incapaz de cubrir ese requerimiento sostenidamente (70 Ministros en un año de gobierno de Pedro Castillo son la más elocuente explicación de su extravío), entonces es la sociedad civil movilizada la que lo hace en su lugar.
Es verdad: hay hambre en el Perú de hoy, pero no es menos cierto que también hay mucho amor solidario.
*Abogado y fundador del original Foro Democrático