Ya se jugaron 48 partidos y se comienza a perfilar la recta final del Mundial de Qatar 2022.
En total, es una maratón de 64 partidos y además hemos tenido que enfrentar como rival a un fuerte resfriado muy a tono con este Campeonato Mundial de Fútbol que, de acuerdo a nuestra experiencia, ha cumplido con todas las expectativas para poder calificarlo como “un excelente Mundial”.
De los cinco mundiales a los cuales ya asistí, este se caracteriza por el aprovechamiento al máximo de la mejor tecnología de punta. Un ejemplo son las acreditaciones para cada partido, donde existen dos filtros: el de prensa general y el segundo para fotógrafos donde hay dos opciones: en la cancha o en la tribuna designada para los reporteros gráficos. En el pasado, este punto siempre ha sido tedioso por la cantidad de tiempo que demoraba hacer el trámite. No hay duda de que se trata de un gran avance en este Mundial de Qatar.

En lo futbolístico: destaca la vergonzosa actuación de Alemania, que se mostró como un equipo sin ideas de nada. En la cancha demostró ser un garabato de selección.
En cuanto a lo nuestro: nos quedan en pie dos selecciones inmensamente grandes: Brasil y Argentina. La primera, muy bien perfilada al título. Se metió en los octavos de final con sus dos primeras victorias y luego salió a jugar con su banca en el tercer partido.
Argentina sacó toda esa garra albiceleste en su partido contra Australia y donde Lionel Messi mostró su grandeza en la cancha.
En el grupo A, sorprendió Ecuador. Logró una fina victoria ante el modesto Qatar, aunque en el fondo quedó intrascendente, para lo que brindó después. Ecuador llegó con buenas vibras porque tenía jugadores jóvenes pero al final no dieron la nota.

Senegal y Holanda, lo mismo, hicieron lo suyo sin brillar realmente y a la postre dejaron al grupo como el más flojo en cuanto a técnica, estrategia y buen fútbol. A veces lo conseguía Holanda, con un juego más ordenado y atildado, pero nada más que eso. La camiseta naranja ‘pesa’, pero esta vez no les alcanzó. Por lo menos en la fase de grupos
En el grupo B, Inglaterra arrancaba llenándole la canasta a Irán, luego se fue emparejando con el resto del grupo, del que pasaron los que la lógica mandaba: Gales ya no es rival de nadie, el ciclo de Bale ya concluyó. No hay más que decir.
Irán mostró su nivel intermedio, que le permitió golear a Gales, pero nada más, es decir, entusiasmo que no es suficiente en un Mundial.
Habrá que ver qué puede hacer Inglaterra en la fase siguiente. Estados Unidos fue rendidor. Dio batalla y lo destacable es que fue el equipo más joven del Mundial. Buen pie, bajo la batuta de Christian Pulisic que ya tiene trajín europeo. Su DT, Gregg Berhalter, se la jugó por la juventud y puso a soñar al Tío Sam, metiendo al equipo a segunda ronda imponiéndose a un Irán más asentado. Sin duda alguna, un gran logro.

El grupo C arrancó con el batacazo, los Halcones voladores de Arabia Saudita derrotaron a la favorita Argentina en partido fenomenal. Pero hasta ahí les alcanzó el petróleo. Quiso mantenerse en ese mismo ritmo en los dos partidos siguientes, con más hinchada fervorosa, vehementey agresiva –en el buen sentido– que fútbol.
Argentina contando en sus filas con el indescriptible y mágico toque del crack mundial Lionel Messi, jugando, hoy por hoy, mucho mejor en un rol un tanto diferente. Armador, creativo, filtrando mágicos toques rasantes a su alfil mejor posicionado (Enzo Fernández o Álvarez) o igualmente buscando su mejor perfil para desgarrar en diagonal a la defensa rival. Esa fue la contundencia de Argentina, suficiente sin duda. Además, tienen ese plus de garra que saben desenfundar en esos segundos de suspiros finales.
Ahí debemos destacar a Enzo Fernández como una de las figuras del Mundial, ya que de individualidades hablamos. Con la garra –eso sí, no lo discutimos– que forma parte de una de las claves del éxito en el fútbol.

Polonia decepción total. Acido, magro, con Robert Lewandowski para el olvido. Clasificaron más por defecto de los otros dos que por mérito propio.
México cayó porque fueron víctimas de su propio laberinto. Inyectados por una prensa llena de ‘análisis’ negativos que no aportaron en absoluto. A pesar de poner su entusiasmo, sus ganas, México no tenía uno que defina en las redes contrarias. No le alcanzó el puntaje.
En el grupo D, las cosas más claras con Francia, que caminó fresco y muy suelto de huesos, sin problemas y a ritmo de entrenamiento se ha preocupado de jugar el Mundial como favorito, cuidando sus fichas, con uno de los equipos más fuertes a nuestro parecer, con Kylian Mbappé y su corte. Es un equipo estupendo, magníficamente bien ensamblado para poder sacarle brillo al título que se trajo desde el Mundial Rusia 2018.
Túnez, Australia y Dinamarca, para el olvido realmente, no dan para mucho análisis, realmente actuaciones bastante pobres. Australia se metió en segundo lugar más por garra que por fútbol, pero pudo ser pudo ser cualquiera.
En el grupo E, sin duda que la sorpresa fue la debacle de Alemania. Opaco, sin alma, decadencia total, deberá renovar todo el equipo de raíz… ¡TODO!
España magnífica con dos o tres jóvenes muy bien cultivados.

Y sin duda alguna, Japón se metió por los palos, poniendo a Asia con un primer equipo en octavos de final. Y aquí la sorpresa: Japón se ganó el cariño de la hinchada por su carisma.
Costa Rica, que empezó con una soberana paliza frente a España, puso ilusiones en la hinchada al vencer a Japón y luego se le plantó frontal a Alemania.
Al final, se pusieron las cosas en orden, pasó España con dos individualidades formidables: Pablo Martín Páez Gavira (Gavi) y Pedro González López (Pedri). Dos gratas revelaciones que ponen ya un medio campo al estilo Xavi e Iniesta. Buen futuro para un equipo joven. ¡Olé!
El grupo F, el más modesto, pasaron Marruecos y Croacia, que por cierto pudo haberse decantado de cualquier otra forma. No queda mucho para el análisis en este grupo.